sábado, 29 de diciembre de 2007

Fernando Pessoa - Intervalo Doloroso

Todo me cansa, hasta lo que no me cansa.
Mi alegría es tan dolorosa como mi dolor.

Quien me diera ser un niño poniendo barcos de papel
en un estanque de la quinta, con un dosel rústico
de redes de parral poniendo ajedreces de luz
y sombra verde en los reflejos sombríos de la poca agua.

Entre yo y la vida hay un vidrio tenue. Por más nítidamente
que yo vea y comprenda la vida, yo no la puedo tocar.

¿Razonar mi tristeza? ¿Para qué si el raciocinio
es un esfuerzo? Y quien está triste no puede esforzarse

Ni siquiera abdico de aquellos gestos banales
de la vida de los que yo tanto querría abdicar.
Abdicar es un esfuerzo, y yo no poseo el alma
con que esforzarme.

¡Cuántas veces me aflige no ser el accionador
de aquel coche, el conductor de aquel tren!
¡Cualquier banal Otro supuesto cuya vida, por no ser mía,
deliciosamente me penetra para que yo la quiera
y se me finge ajena!

Yo no tendría el horror a la vida como a una cosa.
La noción de la vida como un todo
no me aplastaría los hombros del pensamiento.

Mis sueños son un refugio estúpido,
como un paraguas contra un rayo.
Soy tan inerte, tan pobrecito, tan falto de gestos
y de actos.

Por más que por mí me interne, todos los atajos
de mi sueño van a dar a claridades de angustia.

Incluso yo, el que sueña tanto, tengo intevalos
en los que el sueño me huye.
Entonces las cosas me parecen nítidas.
Se desvanece la neblina en la que me cerco.
Y todas las aristas visibles hieren la carne de mi alma.
Todas las durezas miradas me duele saberlas durezas.
Todos los pesos visibles de objetos
me pesan por dentro del alma.

La (mi) vida es como si me golpearan con ella.


Este poema me trae reminiscencias de algunos poemas de Vallejo, esa dureza y ese dolor sobreentendidos, esa piedra que viaja irremediablemente al cuerpo mientras parece que se desvía...

Nótese la fuerza del inicio y del final del poema. Sólo extrayendo esas tres oraciones, tenemos un golpe a la mandíbula, tan fuerte!

viernes, 21 de diciembre de 2007

León Felipe - Como tú...

Así es mi vida,
piedra,
como tú. Como tú,
piedra pequeña:
como tú,
piedra ligera;
como tú,
canto que ruedas
por las calzadas
y por las veredas;
como tú,
guijarro humilde de las carreteras;
como tú,
que en días de tormenta
te hundes
en el cieno de la tierra
y luego
centelleas
bajo los cascos
y bajo las ruedas;
como tú, que no has servido
para ser ni piedra
de una lonja,
ni piedra de una audiencia,
ni piedra de un palacio,
ni piedra de una iglesia...
como tú, piedra aventurera...
como tú,
que tal vez estás hecha
sólo para una honda...
piedra pequeña
y ligera...


La España de preguerra y la guerra civil produjo poetas prodigiosos. Con estilos bastante dispares, diría yo, pero todos unidos por el hilo común de la injusticia, la sozobra, la esperanza.

Paco Ibáñez musicalizó magistralmente éste poema; si no conocen su versión, los invito a buscarla. Y si la conocen, los invito a leer el poema prescindiendo de ese recuerdo, y verán qué significación adquiere por sí mismo al paladar y al corazón.

lunes, 17 de diciembre de 2007

Walt Whitman - Canto a mí mismo - 14

En la noche fría, el ganso salvaje guía la bandada;
su graznido me llega como una invitación.
Acaso el orgulloso no oiga nada,
pero yo, que escucho atentamente,
descubro su propósito y su sitio allá arriba,
en el cielo del invierno.

El alce ligero del norte,
el gato que dormita en el umbral,
el vencejo,
el topo,
las crías de la cerda que tiran de las ubres,
y los pollos de la galli-pava bajo las alas entreabiertas,
se mueven bajo la misma ley que yo.

La presión de mis pies sobre la tierra
levanta miles y miles de emociones
que desprecian este esfuerzo mío por definirlas.
Amo el campo abierto y fecundo,
a los hombres que cuidan el ganado,
a los que respiran el aire del mar y de los bosques,
a los constructores y a los tripulantes de navíos,
a los que blanden el hacha y la mandarria
y a los domadores de caballos...
Viviría, comería y dormiría con ellos semanas
y semanas.

Lo corriente y lo tosco,
lo cercano y lo fácil soy yo mismo.
Voy hacia mi suerte,
me ofrezco entero sabiendo que gano siempre
en la partida
y me adorno para entregarme al primero
que me llame.
No le digo al cielo que descienda hasta mí.
Soy yo el que me doy, libre y sin cesar.


Leer a Whitman es adentrarse en el planeta Tierra; convivir y contemplar a sus criaturas; encontrar -no buscar- elevación. A algunos podrá parecer naíf, en este tiempo en que creemos haber superado las barreras de la naturaleza. Pero su lenguaje no tiene fronteras.

Invito a aquellos a leer a Walt, que puede enseñarnos mucho sobre el efecto invernadero y cómo se curan sus heridas.

viernes, 14 de septiembre de 2007

Jose Martí - Versos Sencillos XXXI / XXIII

Para modelo de un dios
El pintor lo envió a pedir:-
¡Para eso no! ¡para ir,
Patria, a servirte los dos!

Bien estará en la pintura
El hijo que amo y bendigo:-
¡Mejor en la ceja oscura,
Cara a cara al enemigo!

Es rubio, es fuerte, es garzón
De nobleza natural:
¡Hijo, por la luz natal!
¡Hijo, por el pabellón!

Vamos, pues, hijo viril:
Vamos los dos: si yo muero,
Me besas: si tú... ¡prefiero
Verte muerto a verte vil!


Martí conjuga una poesía magnífica, florida, gustosa al paladar, con el lado humanista, comprometido con su misión y su tiempo. Igualmente es asombroso releer estos versos -leí a Martí mucho antes de tener hijos- y es conmovedor y aterrador repasar su mandato; sólo vivencias tremendas pueden exigir semejante convencimiento. Y por supuesto, sólo hombres incomparables.


Yo quiero salir del mundo
Por la puerta natural:
En un carro de hojas verdes
A morir me han de llevar

No me pongan en lo oscuro
A morir como traidor:
¡Yo soy bueno, y como bueno
Moriré de cara al sol!

lunes, 27 de agosto de 2007

Nicolás Guillén - Guitarra

Tendida en la madrugada
la firme guitarra espera;
voz de profunda madera
desesperada.

Su clamorosa cintura,
en la que el pueblo suspira,
preñada de son, estira
la carne dura.

Arde la guitarra sola,
mientras la luna se acaba;
arde libre de su esclava
bata de cola.

Dejó al borracho en su coche,
dejó el cabaret sombrío,
donde se muere de frío,
noche tras noche,

y alzó la cabeza fina,
universal y cubana,
sin opios, ni marihuana,
ni cocaína.

¡Venga la guitarra vieja,
nueva otra vez al castigo
con que la espera el amigo,
que no la deja!

Alta siempre, no caída,
traiga su risa y su llanto,
clave las uñas de amianto
sobre la vida.

Cógela tú, guitarrero,
límpiale de alcol la boca,
y en esa guitarra, toca
tu son entero.

El son del querer maduro,
tu son entero;
el del abierto futuro,
tu son entero;
el del pie por sobre el muro,
tu son entero...

Cógela tú, guitarrero,
límpiale de alcol la boca,
y en esa guitarra, toca
tu son entero.



Para los que amamos la poesía y la guitarra, este poema -y este poeta- tienen la doble significación de una rítmica maravillosa junto al calor, el color y el horror humano. Nadie canta como él, cógela tú, guitarrero, y en esa guitarra toca, tu son entero.

sábado, 18 de agosto de 2007

Joaquín Gianuzzi - Las Estructuras

Horadaba un viejo muro
a golpes de martillo.
Vi los ladrillos,
su instantáneo regreso hacia la luz,
su duro alineamiento intelectual
en la adhesión indemne del mortero.
Vi la gravedad en plena acción,
vi desnudo su interno mecanismo.
Vi el conjunto apretado hacia sí mismo,
como un frío cerebro equilibrado,
la concentración del sistema
la convicción de las tres dimensiones posibles,
esperando el asalto del hierro.
Vi que la causa de la materia
es una amenaza nada despreciable.


Qué manera tan robusta de expresar una idea, cierto? Uno transita la acción hacia la metáfora con un disfrute nada despreciable!

sábado, 11 de agosto de 2007

Jacques Prevert - Para tí mi amor

Fui al mercado de pájaros
Y compré pájaros
Para ti
amor mío

Fui al mercado de flores
Y compré flores
Para ti
amor mío

Fui al mercado de hierros viejos
Y compré cadenas
Pesadas cadenas
Para ti
amor mío

Y después fui al mercado de esclavos
Y te busqué
Pero no di contigo
amor mío


A veces el humor, asociado al poema, logra traducir lo que los ojos no dejan ver: el cordero encerrado en una caja, el pájaro encerrado en una jaula, el hombre encerrado en sus preconceptos. Es claro que ni Prevert ni yo pensamos el amor realmente así, pero esta es una forma sublime de recordarlo.

sábado, 4 de agosto de 2007

César Vallejo - Los heraldos Negros

Hay golpes en la vida, tan fuertes... Yo no sé!
Golpes como del odio de Dios: como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma... Yo no sé!

Son pocos, pero son... Abren zanjas oscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán tal vez los potros de bárbaros atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.

Son las caídas hondas de los Cristos del alma,
de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.

Y el hombre... Pobre... pobre! Vuelve los ojos, como
cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como un charco de culpa, en la mirada.

Hay golpes en la vida, tan fuertes... Yo no sé!


Hay poetas en la vida, tan claros... Yo sí sé! Poetas que ante el odio de Dios ponen además del pecho su grandeza, su alma, su marca. Y nos dejan una enseñanza aún sin quererlo: la iluminación existe, y no se adquiere en ninguna tienda.

jueves, 10 de mayo de 2007

Alejandra Pizarnik - Solamente, y otros poemas

yo comprendo la verdad

estalla en mis deseos

y en mis desdichas
en mis desencuentros
en mis desequilibrios
en mis delirios

yo comprendo la verdad

ahora
a buscar la vida


Lo que me mata de Alejandra Pizarnik es su fuerza para decir. Es como un rayo que cayó tan cerca que luz y sonido ocurren en simultáneo.


La carencia

Yo no sé de pájaros,
no conozco la historia del fuego.
Pero creo que mi soledad debería tener alas.


El miedo

En el eco de mis muertes
aún hay miedo.
¿Sabes tú del miedo?
Sé del miedo cuando digo mi nombre.
Es el miedo,
el miedo con sombrero negro
escondiendo ratas en mi sangre,
o el miedo con labios muertos
bebiendo mis deseos.
Sí. En el eco de mis muertes
aún hay miedo.


Texto de sombra

Quiero existir más allá de mí misma: con los aparecidos.
Quiero existir como lo que soy: una idea fija.
Quiero ladrar, no alabar el silencio del espacio al que se nace.

lunes, 30 de abril de 2007

Jorge Luis Borges - Poema de los dones

Nadie rebaje a lágrima o reproche
esta declaración de la maestría
de Dios, que con magnífica ironía
me dio a la vez los libros y la noche

De esta ciudad de libros hizo dueños
a unos ojos sin luz, que sólo pueden
leer en las bibliotecas de los sueños
los insensatos párrafos que ceden

las albas a su afán. En vano el día
les prodiga sus libros infinitos,
arduos como los arduos manuscritos
que perecieron en Alejandría.

De hambre y de sed (narra una historia griega)
muere un rey entre fuentes y jardines,
yo fatigo sin rumbo los confines
de esa alta y honda biblioteca ciega.

Enciclopedias, atlas, el Oriente
y el Occidente, siglos, dinastías,
símbolos, cosmos y cosmogonías
brindan los muros, pero inútilmente.

Lento en mi sombra, la penunbra hueca
exploro con el báculo indeciso,
yo, que me figuraba el paraíso
bajo la especie de una biblioteca.

Algo, que ciertamente no se nombra
con la palabra azar, rige estas cosas;
otro ya recibió en otras borrosas
tardes los muchos libros y la sombra.

Al errar por las lentas galerías
suelo sentir con vago horror sagrado
que soy el otro, el muerto, que habrá dado
los mismo pasos en los mismos días.

¿Cuál de los dos escribe este poema
de un yo plural y de una sola sombra?
¿Qué importa la palabra que me nombra
si es indiviso y uno el anatema?

Groussac o Borges, miro este querido
mundo que se deforma y que se apaga
en una pálida ceniza vaga
que se parece al sueño y al olvido.


Hay poemas cuyo comienzo es tal vez más impactante que su final, como decir "Hay golpes en la vida, tan fuertes! Yo no sé, golpes como del odio de Dios". Esta primer estrofa muestra con creces la maestría de su autor, al igual que la primer estrofa del poema que precede, que con magnífica ironía nos muestra un mundo luminoso gobernado por sombras y destino.

lunes, 23 de abril de 2007

Juan Gelman - Las Bellas Compañías / Confianza

es muy común que un buitre me trabaje las entrañas no devorándolas sino más bien amándolas o como desgarrándolas para sacar a luz mis rostros últimos y míralos me dice mira lo que te comes animal me dice el bello buitre.



Qué imagen poderosa ¿no? El bello buitre mostrándote tus heces, tus miserables rostros interiores, tus débiles nociones. Con las reminiscencias del mito de Prometeo, intuyo que no hay peor castigo que el que puede infligirse uno desde el crudo conocimiento de uno mismo.



se sienta a la mesa y escribe
"con este poema no tomarás el poder" dice
"con estos versos no harás la Revolución" dice
"ni con miles de versos harás la Revolución" dice

y más: esos versos no han de servirle para
que peones maestros hacheros vivan mejor
coman mejor o él mismo coma viva mejor
ni para enamorar a una le servirán

no ganará plata con ellos
no entrará al cine gratis con ellos
no le darán ropa por ellos
no conseguirá tabaco o vino por ellos

ni papagayos ni bufandas ni barcos
ni toros ni paraguas conseguirá por ellos
si por ellos fuera la lluvia lo mojará
no alcanzará perdón o gracia por ellos

"con este poema no tomarás el poder" dice
"con estos versos no harás la Revolución" dice
"ni con miles de versos harás la Revolución" dice

se sienta a la mesa y escribe



Y sin embargo... También intuyo que el bello buitre aprendió a leer, y en tardes grises y lluviosas como éstas, alejado de todo mal, lamenta su destino que entiende algo macabro, y se pregunta: por qué yo? No pongan en mí más de lo que hay en mí.

miércoles, 18 de abril de 2007

Bertolt Brecht - Poemas y Canciones

Sobre la violencia

Al río torrentoso lo llaman violento
pero al lecho que lo comprime
nadie lo considera violento



Entre los aforismos de Porchia y éste de Brecht, cuánta distancia, no? Existen tantas maneras de decir, tantos lenguajes para decir, que una sola cosa parece ser cierta: no nos entendemos. Todos valoramos a través de una escala personal, y las reglas que parecen tan claras en realidad son difusas. Nadie lee la misma frase de la misma forma. Es el registro, la voz, o como quieran llamar a eso que uno le agrega a las cosas que las transforma en únicas.


Si la piedra dice

Si la piedra dice que quiere caerse al suelo
cuando la arrojas al aire,
créele.
Si el agua dice que vas a mojarte
cuando entres en ella,
créele.
Si tu amiga te escribe que tiene deseos
de venir a verte, no le creas.
No se trata de una ley de la naturaleza.



Por eso la poesía es tan peculiar. Porque siempre dice lo que dice. Créele!

lunes, 16 de abril de 2007

Antonio Porchia - Voces

El ir derecho acorta las distancias,
y también la vida.

Nadie entiende que lo has dado todo.
Debes dar más.

Donde hemos puesto algo,
siempre creemos que hay algo,
aunque no haya nada.

En mi viaje por esta selva de números
que llaman Mundo, llevo un
cero a modo de linterna.

Cuando no creo en nada,
no quisiera encontrarme contigo,
cuando no crees en nada.

A veces creo que el mal es todo
y que el bien es sólo un bello deseo
del mal.

Cuando me acerco a un alma,
no llevo el deseo de conocerla;
cuando me alejo, sí.

Lo que hice o no hice creo que
pasó. Y lo que haré o no haré
creo que también pasó.



Hace muchos, muchos años, mi tío me regaló este libro de aforismos, sin saber yo nada del género, o apenas habiéndome reído sobradoramente de Narosky. Compartimos con mi tío, entre algunas otras cosas, el amor por la literatura, la guitarra, la música, y fundamentalmente, por la poesía.

Y digo compartimos porque aunque él ya no está, están sus numerosas dedicatorias en mi mente y en los libros que aún conservo, como éste, donde esa sencilla frase "con cariño", es siempre en presente. O como la novena sinfonía, la cual no puedo escuchar sin recordar ese momento mágico de gozo compartido, a media tarde, solos en mi casa, con aquellos primeros CD digitales en mi equipo de música comprado con esfuerzo para eso, para compartir o vivir en soledad momentos mágicos de comunión, esos que nos enseñan que el ser humano es un ser divino y nos refuta por un instante nuestra total falta de creencias.

Salud tío, me alegra que participes de este blog, del mejor modo: haciéndonos mejores.

domingo, 15 de abril de 2007

Antonin Artaud - Artaud le Mômo

Pues el fin es el principio.

Y este fin es el mismo
que elimina todos los medios.

Y ahora, seres,
a todos vosotros debo deciros
que siempre me disteis ganas de cagar.



La poesía es un medio, y es un fin. Este es un principio del que ningún crítico debería prescindir. Trazar una línea entre los dos primeros preceptos es menos riesgoso que escribirla. Si no podemos decir no, seguro que lo podemos escribir. No lo olvides. La poesía es un medio y es un fin.

jueves, 12 de abril de 2007

Alfonsina Storni - El ensayo

Si el corazón me fuera percutido
Pudiera ser que resonara a muerto.
Pero pudiera ser que diese ruido
De pájaros cantores en un huerto.

Es verdad que a morir, desde nacido,
Este buen corazón se va ensayando,
Pero, ensayos de un drama no aprendido,
Así vive, cayendo y levantando.

Las veces que ha cambiado de postura
No son una por cierto, sino cien,
Que el arte de morir es cosa dura
Se ensaya mucho y no se aprende bien.



¿Quién no ha tenido roto alguna vez el corazón? Roto de muchas partes, de un dolor que se puede tocar y trastocar. Aunque algunos sostienen que el corazón se puede reparar, otros sostienen que nunca sana por completo, y que las líneas de las cicatrices aún se pueden sentir después de muchos años de partido.

Yo no lo puedo asegurar, ni lo otro ni lo uno. Lo que sí sé es que si lo he podido remendar, aún algunas tardes, de lluvia, una delgada línea, como de sal, lo vuelve a dibujar...

miércoles, 11 de abril de 2007

Carlos Drummond de Andrade - Secreto

La poesía es incomunicable.
Quédate torcido en tu rincón.
No ames.

Oigo decir que hay un tiroteo
al alcance de nuestro cuerpo.
¿Es la revolución? ¿el amor?
No digas nada.

Todo es posible, sólo yo imposible.
El mar trasborda de peces.
Hay hombres que andan en el mar
como si anduvieran en la playa.
No lo cuentes.

Suponte que un ángel de fuego
barriera la faz de la tierra
y los hombres sacrificados
pidieran perdón.
No lo pidas.



A veces, durante la elaboración del poema -si es que un poema puede elaborarse!; aunque podemos convenir en que fluye- el poeta vislumbra un poco más alla. Entiende de lo inútil, primero, de su tarea. Entiende de lo cínico, lo trágico, lo absurdo, de su alegría momentánea. A veces su mensaje es vital, claro, contundente; no siempre ocurre. Y sin embargo, el poeta es ciego de entendimiento, lo que vislumbra está teñido en primer término por su necesidad de pujar, de extraer de sí. Nada ni nadie puede impedir que sufra!

Yo creo que es bueno que sufra. Que sufra por él y por nosotros. Porque cuando se redime, cuando revive y nos invita y la comunión se produce, nos redime también. Y entonces, su dolor es su triunfo.