lunes, 23 de abril de 2007

Juan Gelman - Las Bellas Compañías / Confianza

es muy común que un buitre me trabaje las entrañas no devorándolas sino más bien amándolas o como desgarrándolas para sacar a luz mis rostros últimos y míralos me dice mira lo que te comes animal me dice el bello buitre.



Qué imagen poderosa ¿no? El bello buitre mostrándote tus heces, tus miserables rostros interiores, tus débiles nociones. Con las reminiscencias del mito de Prometeo, intuyo que no hay peor castigo que el que puede infligirse uno desde el crudo conocimiento de uno mismo.



se sienta a la mesa y escribe
"con este poema no tomarás el poder" dice
"con estos versos no harás la Revolución" dice
"ni con miles de versos harás la Revolución" dice

y más: esos versos no han de servirle para
que peones maestros hacheros vivan mejor
coman mejor o él mismo coma viva mejor
ni para enamorar a una le servirán

no ganará plata con ellos
no entrará al cine gratis con ellos
no le darán ropa por ellos
no conseguirá tabaco o vino por ellos

ni papagayos ni bufandas ni barcos
ni toros ni paraguas conseguirá por ellos
si por ellos fuera la lluvia lo mojará
no alcanzará perdón o gracia por ellos

"con este poema no tomarás el poder" dice
"con estos versos no harás la Revolución" dice
"ni con miles de versos harás la Revolución" dice

se sienta a la mesa y escribe



Y sin embargo... También intuyo que el bello buitre aprendió a leer, y en tardes grises y lluviosas como éstas, alejado de todo mal, lamenta su destino que entiende algo macabro, y se pregunta: por qué yo? No pongan en mí más de lo que hay en mí.

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