lunes, 30 de abril de 2007

Jorge Luis Borges - Poema de los dones

Nadie rebaje a lágrima o reproche
esta declaración de la maestría
de Dios, que con magnífica ironía
me dio a la vez los libros y la noche

De esta ciudad de libros hizo dueños
a unos ojos sin luz, que sólo pueden
leer en las bibliotecas de los sueños
los insensatos párrafos que ceden

las albas a su afán. En vano el día
les prodiga sus libros infinitos,
arduos como los arduos manuscritos
que perecieron en Alejandría.

De hambre y de sed (narra una historia griega)
muere un rey entre fuentes y jardines,
yo fatigo sin rumbo los confines
de esa alta y honda biblioteca ciega.

Enciclopedias, atlas, el Oriente
y el Occidente, siglos, dinastías,
símbolos, cosmos y cosmogonías
brindan los muros, pero inútilmente.

Lento en mi sombra, la penunbra hueca
exploro con el báculo indeciso,
yo, que me figuraba el paraíso
bajo la especie de una biblioteca.

Algo, que ciertamente no se nombra
con la palabra azar, rige estas cosas;
otro ya recibió en otras borrosas
tardes los muchos libros y la sombra.

Al errar por las lentas galerías
suelo sentir con vago horror sagrado
que soy el otro, el muerto, que habrá dado
los mismo pasos en los mismos días.

¿Cuál de los dos escribe este poema
de un yo plural y de una sola sombra?
¿Qué importa la palabra que me nombra
si es indiviso y uno el anatema?

Groussac o Borges, miro este querido
mundo que se deforma y que se apaga
en una pálida ceniza vaga
que se parece al sueño y al olvido.


Hay poemas cuyo comienzo es tal vez más impactante que su final, como decir "Hay golpes en la vida, tan fuertes! Yo no sé, golpes como del odio de Dios". Esta primer estrofa muestra con creces la maestría de su autor, al igual que la primer estrofa del poema que precede, que con magnífica ironía nos muestra un mundo luminoso gobernado por sombras y destino.

lunes, 23 de abril de 2007

Juan Gelman - Las Bellas Compañías / Confianza

es muy común que un buitre me trabaje las entrañas no devorándolas sino más bien amándolas o como desgarrándolas para sacar a luz mis rostros últimos y míralos me dice mira lo que te comes animal me dice el bello buitre.



Qué imagen poderosa ¿no? El bello buitre mostrándote tus heces, tus miserables rostros interiores, tus débiles nociones. Con las reminiscencias del mito de Prometeo, intuyo que no hay peor castigo que el que puede infligirse uno desde el crudo conocimiento de uno mismo.



se sienta a la mesa y escribe
"con este poema no tomarás el poder" dice
"con estos versos no harás la Revolución" dice
"ni con miles de versos harás la Revolución" dice

y más: esos versos no han de servirle para
que peones maestros hacheros vivan mejor
coman mejor o él mismo coma viva mejor
ni para enamorar a una le servirán

no ganará plata con ellos
no entrará al cine gratis con ellos
no le darán ropa por ellos
no conseguirá tabaco o vino por ellos

ni papagayos ni bufandas ni barcos
ni toros ni paraguas conseguirá por ellos
si por ellos fuera la lluvia lo mojará
no alcanzará perdón o gracia por ellos

"con este poema no tomarás el poder" dice
"con estos versos no harás la Revolución" dice
"ni con miles de versos harás la Revolución" dice

se sienta a la mesa y escribe



Y sin embargo... También intuyo que el bello buitre aprendió a leer, y en tardes grises y lluviosas como éstas, alejado de todo mal, lamenta su destino que entiende algo macabro, y se pregunta: por qué yo? No pongan en mí más de lo que hay en mí.

miércoles, 18 de abril de 2007

Bertolt Brecht - Poemas y Canciones

Sobre la violencia

Al río torrentoso lo llaman violento
pero al lecho que lo comprime
nadie lo considera violento



Entre los aforismos de Porchia y éste de Brecht, cuánta distancia, no? Existen tantas maneras de decir, tantos lenguajes para decir, que una sola cosa parece ser cierta: no nos entendemos. Todos valoramos a través de una escala personal, y las reglas que parecen tan claras en realidad son difusas. Nadie lee la misma frase de la misma forma. Es el registro, la voz, o como quieran llamar a eso que uno le agrega a las cosas que las transforma en únicas.


Si la piedra dice

Si la piedra dice que quiere caerse al suelo
cuando la arrojas al aire,
créele.
Si el agua dice que vas a mojarte
cuando entres en ella,
créele.
Si tu amiga te escribe que tiene deseos
de venir a verte, no le creas.
No se trata de una ley de la naturaleza.



Por eso la poesía es tan peculiar. Porque siempre dice lo que dice. Créele!

lunes, 16 de abril de 2007

Antonio Porchia - Voces

El ir derecho acorta las distancias,
y también la vida.

Nadie entiende que lo has dado todo.
Debes dar más.

Donde hemos puesto algo,
siempre creemos que hay algo,
aunque no haya nada.

En mi viaje por esta selva de números
que llaman Mundo, llevo un
cero a modo de linterna.

Cuando no creo en nada,
no quisiera encontrarme contigo,
cuando no crees en nada.

A veces creo que el mal es todo
y que el bien es sólo un bello deseo
del mal.

Cuando me acerco a un alma,
no llevo el deseo de conocerla;
cuando me alejo, sí.

Lo que hice o no hice creo que
pasó. Y lo que haré o no haré
creo que también pasó.



Hace muchos, muchos años, mi tío me regaló este libro de aforismos, sin saber yo nada del género, o apenas habiéndome reído sobradoramente de Narosky. Compartimos con mi tío, entre algunas otras cosas, el amor por la literatura, la guitarra, la música, y fundamentalmente, por la poesía.

Y digo compartimos porque aunque él ya no está, están sus numerosas dedicatorias en mi mente y en los libros que aún conservo, como éste, donde esa sencilla frase "con cariño", es siempre en presente. O como la novena sinfonía, la cual no puedo escuchar sin recordar ese momento mágico de gozo compartido, a media tarde, solos en mi casa, con aquellos primeros CD digitales en mi equipo de música comprado con esfuerzo para eso, para compartir o vivir en soledad momentos mágicos de comunión, esos que nos enseñan que el ser humano es un ser divino y nos refuta por un instante nuestra total falta de creencias.

Salud tío, me alegra que participes de este blog, del mejor modo: haciéndonos mejores.

domingo, 15 de abril de 2007

Antonin Artaud - Artaud le Mômo

Pues el fin es el principio.

Y este fin es el mismo
que elimina todos los medios.

Y ahora, seres,
a todos vosotros debo deciros
que siempre me disteis ganas de cagar.



La poesía es un medio, y es un fin. Este es un principio del que ningún crítico debería prescindir. Trazar una línea entre los dos primeros preceptos es menos riesgoso que escribirla. Si no podemos decir no, seguro que lo podemos escribir. No lo olvides. La poesía es un medio y es un fin.

jueves, 12 de abril de 2007

Alfonsina Storni - El ensayo

Si el corazón me fuera percutido
Pudiera ser que resonara a muerto.
Pero pudiera ser que diese ruido
De pájaros cantores en un huerto.

Es verdad que a morir, desde nacido,
Este buen corazón se va ensayando,
Pero, ensayos de un drama no aprendido,
Así vive, cayendo y levantando.

Las veces que ha cambiado de postura
No son una por cierto, sino cien,
Que el arte de morir es cosa dura
Se ensaya mucho y no se aprende bien.



¿Quién no ha tenido roto alguna vez el corazón? Roto de muchas partes, de un dolor que se puede tocar y trastocar. Aunque algunos sostienen que el corazón se puede reparar, otros sostienen que nunca sana por completo, y que las líneas de las cicatrices aún se pueden sentir después de muchos años de partido.

Yo no lo puedo asegurar, ni lo otro ni lo uno. Lo que sí sé es que si lo he podido remendar, aún algunas tardes, de lluvia, una delgada línea, como de sal, lo vuelve a dibujar...

miércoles, 11 de abril de 2007

Carlos Drummond de Andrade - Secreto

La poesía es incomunicable.
Quédate torcido en tu rincón.
No ames.

Oigo decir que hay un tiroteo
al alcance de nuestro cuerpo.
¿Es la revolución? ¿el amor?
No digas nada.

Todo es posible, sólo yo imposible.
El mar trasborda de peces.
Hay hombres que andan en el mar
como si anduvieran en la playa.
No lo cuentes.

Suponte que un ángel de fuego
barriera la faz de la tierra
y los hombres sacrificados
pidieran perdón.
No lo pidas.



A veces, durante la elaboración del poema -si es que un poema puede elaborarse!; aunque podemos convenir en que fluye- el poeta vislumbra un poco más alla. Entiende de lo inútil, primero, de su tarea. Entiende de lo cínico, lo trágico, lo absurdo, de su alegría momentánea. A veces su mensaje es vital, claro, contundente; no siempre ocurre. Y sin embargo, el poeta es ciego de entendimiento, lo que vislumbra está teñido en primer término por su necesidad de pujar, de extraer de sí. Nada ni nadie puede impedir que sufra!

Yo creo que es bueno que sufra. Que sufra por él y por nosotros. Porque cuando se redime, cuando revive y nos invita y la comunión se produce, nos redime también. Y entonces, su dolor es su triunfo.